Tan Cerca... que no lo Ves
Muchos dicen: “si Dios existiera, lo sentiría.” Pero, ¿y si justamente está tan cerca que lo pasamos por alto?


Tan Cerca... que no lo Ves
Miles dicen creer en Dios, pero viven como si estuviera ausente.
Otros aseguran que lo sienten en la energía del universo,
o que “algo” superior los guía…
pero cuando la oscuridad llega,
ese “algo” no responde.
Y aunque vivimos en una época donde todo está conectado:
los teléfonos, las redes, los satélites, los pensamientos…
nunca hubo tanta desconexión interior.
Nos hemos acostumbrado a un Dios “concepto”, no a un Dios presente.
queremos señales espectaculares,
pero ignoramos el milagro cotidiano
de un corazón que late sin que lo ordenemos,
de un amanecer que no depende de nosotros,
de una conciencia que susurra cuando nadie nos ve.
él… sostiene todo con su poder invisible, pero lo tratamos
como si fuera un huésped que se fue hace siglos.
El ser humano aprendió a vivir con una contradicción:
Buscar lo espiritual, pero negarse a un dios personal.
Queremos consuelo, pero sin obediencia.
Queremos sentir a Dios, pero no rendirnos a él.
Así… construimos una espiritualidad cómoda,
hecha a nuestra medida,
donde el creador se convierte en espectador,
y el hombre en su propio Dios.
Y sin embargo…
en medio de nuestro desorden,
él sigue estando.
No en las catedrales más grandes
ni en los rituales más elaborados,
sino en lo más simple:
en la respiración de un niño,
en el silencio de una noche,
en la lágrima del que sufre,
en la voz interior que nos recuerda
que no todo termina aquí.
Porque el cielo y la tierra no pueden contenerlo,
pero él… decidió acercarse.
Muchos dicen: “si Dios existiera, lo sentiría.”
Pero, ¿y si justamente está tan cerca
que lo pasamos por alto?
Como la gravedad que no se ve pero sostiene cada paso,
como el aire que no notamos… hasta que nos hace falta,
así es su presencia: constante, invisible, vital.
Quizás el problema no sea su ausencia, sino nuestra ceguera.
porque no hay lugar donde él no esté.
Ni en la soledad más profunda,
ni en el dolor más intenso,
ni en el pecado más oscuro.
Él está.
Está en el frío hospital donde alguien pierde la fe.
En la peligrosa calle donde alguien busca sentido a la vida.
En la oscura habitación donde alguien llora sin ser visto.
Está… incluso cuando no se lo busca.
porque el Dios que creó el universo
no lo abandonó: sino que lo habita.
Y hoy, esa verdad tiene poder
para despertar lo que se durmió en nosotros:
la conciencia de que no fuimos hechos para caminar solos.
No es un Dios que observa desde lejos…
es un Dios que camina entre nosotros, que
sostiene lo que creemos perdido, que habla cuando el alma calla.
Este programa no es sobre religión.
Es sobre redescubrir la presencia que nunca se fue.
Un Dios tan real, tan cercano, tan vivo…
que quizás lo único que falta, es que lo reconozcas.
Por todo esto y por mucho más
podemos estar seguros y confiados
de que la vida en mejor cuando
ELIJO CREER en la Inmanencia de Dios
